Algunos de los efectos nocivos de la contaminación atmosférica en nuestra piel son las afecciones cutáneas inflamatorias y alérgicas, como la psoriasis, el eczema, el acné o la dermatitis atópica. La contaminación atmosférica también se ha relacionado con el envejecimiento de la piel y, lo que es peor, con el cáncer de piel.

Aunque pueda parecer un problema irremediable, hay cosas que podemos hacer para proteger nuestra piel de la contaminación y las partículas extrañas. Todo comienza con la limpieza diaria de la piel, por ejemplo con Perfect Skin de Swissforce, que purifica la piel sin romper su barrera protectora. Puede resultar tentador limpiar en exceso o exfoliar la piel para eliminar los contaminantes, pero eso sólo empeorará las cosas. Opta por productos suaves y sin perfume que no dejen tu piel vulnerable. La hidratación interna y la humectación local también marcan la diferencia, al igual que la aplicación e ingestión de antioxidantes.